Esa misma cara que usted puso al leer la nota es la que tienen los
venezolanos al salir a las calles y toparse con los desconcertantes letreros
verdes fosforescentes que pululan en las ventas de verduras y frutas de las
principales ciudades.
Ante la creciente escasez de aguacate en el país, se ha desarrollado un fenómeno sin
precedentes en nuestra economía. Así como la prohibición del uso de la frase “dólar
paralelo” impulsó la creación de portales en internet promocionando “lechugas
verdes” y “aguacates”, la escasez de este fruto ha llevado a los buhoneros y
extorsionadores en general, a acudir a un nuevo eufemismo, pero esta vez tiene
como objetivo evitar confusiones engorrosas entre sus clientes. Según
manifiestan los revendedores de moneda americana, las primeros desconciertos
surgieron hace algunas semanas, cuando una oleada de enardecidos marabinos
comenzaron a ofertar vía online por cuantiosas sumas de dólares, estas
transacciones incluso dispararon el precio de la moneda en la región, para
luego recibir la sorpresa de que más del 80% de los compradores realmente
estaban en búsqueda de aguacates. A partir de esta nueva distorsión de la
economía, los principales revendedores de dólares del país en conjunto con el
sindicato nacional de buhoneros, decidieron por consenso comenzar a utilizar la
frase “dólar paralelo” para referirse a los “aguacates paralelos”. Su justificación
era simple, los consumidores que ya estaban habituados a llamar al “dólar” “aguacate”,
descubrirían el vínculo simple entre ambos objetos preciados “cuando se nombra
uno, todo el mundo sabe que hablamos del otro”, aseveró Carlos Castro, unos de
los pocos vendedores ambulantes en Maracaibo que dispensa al público tanto dólares
como aguacates, o como ellos le dirían, aguacates y dólares.
A pesar de que en la capital del país ya es habitual solicitar una arepa
de reina pepiada sin dólar, el mercado
en el interior parece no haberse adaptado aún al concepto, Carlos nos
refiere que en caso de que no tenga
claro qué le solicita su potencial cliente, ha optado por preguntar “¿Lo quiere
con o sin pepa?”. Interrogante ante la cual una respuesta afirmativa
descartaría rápidamente una transacción cambiaria.
Desde hace pocas semanas, en el casco histórico de Maracaibo se ha
instalado una comisión permanente para renombrar todos los artículos escasos.
Según informaciones no oficiales la harina pan se comenzará a llamar margarina,
la margarina se llamará papel sanitario, el papel sanitario se llamará aceite,
el aceite se llamará azúcar y el azúcar se llamará eficiencia gubernamental.
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